Educador en ASPADISOL, Oleiros, A Coruña
A lo largo de mi vida ha estudiado diferentes materias, que aunque muy distintas entre ellas han hecho que el conglomerado de conocimientos adquiridos hayan ido poco a poco definiendo su trayectoria. Estudió una FP de Máquinas y Herramientas, Ingeniería Técnica Forestal (en la USC) y el grado de Educador Social (en la UNED), también trabajó en diferentes sectores, como monitor y director de campamentos (Xunta de Galicia), camarero, comercial, actividades extraescolares e informática, entre otros. Actualmente trabajo de profesor de taller y de jardinería en un centro ocupacional con personas con diversidad funcional.
¿Nos cuentas una experiencia/proyecto/iniciativa que te influyó especialmente para innovar en tu forma de educar?
La pandemia provocó un aislamiento social en colectivos vulnerables como personas mayores o como en el que trabajo, la “diversidad funcional”, por lo que los usuarios del centro ocupacional no podían realizar tareas de jardinería, para evitar los contagios. Entonces pensé en un taller que pudiera motivarles y adaptado a sus diferentes capacidades, con un material que tuviéramos al alcance, como botellas, pallets, troncos, cartón, etc… Este material asequible y económico nos proporcionaba la posibilidad de crear infinidad de piezas, y potenciar su imaginación. Para ello se aprovecharon tablones y palets para crear jardineras, tablas de cortar y piezas de decoración como lámparas, portavelas…, mediante un tratamiento y acabado de la madera, creando ellos mismos diseños y dándoles así otra vida y utilidad al material desechable, reciclándolo.
Al principio expuse una lluvia de ideas, después di unas orientaciones en las que ellos propusieran que hacer con el material; una lámpara decía uno, una jardinera decía otro. Entonces aquellos proyectos viables y sencillos se llevaban a cabo, y eso les motivaba al ser algo propuesto por ellos y de su propia creación. Con esto conseguía una motivación además de que tuvieran más confianza en sí mismos, que despertaran su curiosidad e imaginación y, lo más importante, que aumentara su autoestima y autonomía.
¿Nos cuentas una anécdota?
En una ocasión estaba con la brigada de jardinería trabajando en un colegio y allí también estaban los jardineros del ayuntamiento; entonces uno de ellos nos dice que cuantos días tardaríamos en hacer el trabajo, y le conteste que en cuatro horas terminaríamos. Él, incrédulo, no dijo nada. Me dirigí a los chicos y les dije: me han dicho cuantos días tardamos en hacer el trabajo, yo les dije que vosotros en cuatro horas lo termináis. Por un instante nadie dijo nada, por lo que para romper ese silencio, les dije: cada uno sabe lo que tiene que hacer y como profesionales que sois vamos a demostrar lo buenos que somos. Y dicho y hecho, no tardamos cuatro horas, fueron tres horas y media. Por eso motivar, fortalecer la autoestima, crear un equipo, es importante, pero para todo eso antes hubo un proceso de aprendizaje, en el que a cada uno se le van adaptando las tareas a sus capacidades y así vamos generando una confianza y autonomía en ellos mismos.
¿Una reflexión/cita/idea/persona inspiradora?
Para mi hubo dos personas inspiradoras. Mi padre, que tenía una curiosidad innata por aprender y que decía que si no lo intentas, no lo conseguirás, y si no lo consigues hay que a volver a intentar. Y otra persona para mí increíble fue una profesora de historia que tuve en EGB llamada Teresa, que llegaba a clases disfrazada del personaje o de la época que nos iba hablar, y nos contaba la historia como una película, no siendo nosotros meros espectadores sino actores, participando activamente en la clase como si de una obra de teatro se tratase. Para mí fue una forma muy divertida e inolvidable de aprender la historia y que hoy en día sigo recordando.
¿Una sugerencia a las personas educadoras para innovar en educación?
Lo más importante es hacer de la materia que tú quieres enseñar algo sencillo y comprensible, atractivo y motivador, haciendo partícipes a los alumnos de tus ideas y enseñanzas, y ellos de las suyas, formando en el alumno curiosidad e interés por la clase. Con ello empoderamos su autoestima, su confianza y participación.
Hay infinidad de formas de hacer una materia atractiva, como Teresa que se disfrazaba y nos embobaba con la historia, y que hacía que todos esperábamos ansiosamente la siguiente clase. Solo hay que buscar algo que atrape al alumno, que lo motive.